domingo, 5 de abril de 2009

El Barzón Jalisco se reintegra

En reunión con líder nacional, aseguran que el movimiento social vuelve al estado con una nueva mentalidad

La crisis agravó situación de usuarios de créditos y en el campo, dicen.

Cualquier persona es capaz de llegar a los extremos: si de pronto alguien llega y la despoja de la mesa en donde están comiendo sus hijos, ¿a qué la orillarían? Ésa fue la reflexión de José Miguel Rubio Maldonado, coordinador de El Barzón en Ameca, quien, junto con otros líderes campesinos, se reunió ayer con el dirigente nacional de ese movimiento, Alfonso Ramírez Cuéllar, para anunciar la reintegración de esa organización en Jalisco.
Según Rubio Maldonado, a esta reorganización se llega con una nueva mentalidad de diálogo, pues, como dijo el presidente de El Barzón Agavero, Francisco Javier Guzmán de la Torre, don Panchito: “Las cosas se arreglan antes o después. Lo ideal es que se presten al diálogo antes de que empiecen los desmanes”.
El planteamiento del líder nacional es sencillo: el problema son los créditos hipotecarios, pues hay quienes ya no pueden pagar y se les despoja de sus propiedades. Por ello solicitarán una reducción de la deuda por concepto del pago de intereses moratorios y normales, así como una reducción a los precios de los insumos, como el diesel, la gasolina y las semillas.
Y lo anterior, a pesar de que ya han llegado a un par de acuerdos con la banca, como que ya no se cobrara “a lo chino” o que cobraran de acuerdo con la capacidad de pago de los deudores: “La situación ya nos desbordó, la crisis económica y financiera actual ha provocado mucha pérdida de empleo y, sobre todo en los créditos hipotecarios, la situación se está agudizando”.
Ramírez explicó que el pago de las hipotecas afecta a las familias y a las pequeñas y medianas empresas y para ellos solicitarán apoyo del gobierno, pues hasta ahora, dijeron, sólo ayuda a “El Barzón de los ricos”: Cemex, Comercial Mexicana o el Grupo Saltillo.
Sus peticiones no son arbitrarias. Recordó que, durante la crisis de 1994, el rescate de la banca mexicana mediante el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) le costó a los contribuyentes dos billones 700 mil millones de pesos (mdp), de los que hasta el momento sólo se han podido pagar 800 mil mdp: “El resto lo vamos a cubrir en los próximos 60 años: todavía no terminamos de pagar y ya nos volvió a alcanzar el destino con la nueva crisis”.
Y aun después del rescate de la banca, del bolsillo de los mexicanos, “las altas tasas de interés y las comisiones usureras que nos imponen en el cobro de las tarjetas de crédito, las hipotecas y los financiamientos para el comercio y las pequeñas empresas, han provocado que no podamos pagar nuestros créditos”, según rezaba el volante que repartieron ayer.
René Beas, presidente del Consejo Mexicano del Agave, señaló como agravante que la actividad agrícola es poco rentable debido a los altos costos de producción, lo que les hace imposible competir en el extranjero. Para ejemplo, el precio del maíz es el mismo desde hace tres años, mientras que el diesel subió el triple.
“Hemos sido estoicos, hemos sido tercos, porque nuestros principios y nuestra herencia son del campo. No podemos ni queremos seguir viniendo a las grandes metrópolis a crear cinturones de miseria; queremos resistir en el campo, vamos a volver a luchar por nuestra superviviencia, es lo menos que podemos hacer”, dijo Beas.
Don Panchito reiteró que no es su intención la revuelta social, sino un rescate del campo mexicano, ya que consideró que éste no le ha fallado al pueblo de México al darle alimentos de calidad, pero ya se llegó a un punto en el que no pueden resistir: “Desde luego que somos gente trabajadora y productiva que estaríamos mejor en nuestras parcelas, si tuviéramos rentabilidad pero... bueno, ya sabemos”.
El día 15 se reunirán en el Distrito Federal con representantes de la banca para ver si pueden llegar a un acuerdo, pero, mientras no haya nada claro, René Beas justificó la reintegración del movimiento: “Vamos a volver a entrar en la lucha decidida y definitiva, ya no por nosotros, sino por el patrimonio de nuestros hijos, por nuestras familias. Creo que es digno hacerlo”.

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